El Mago y el Elfo del Bosque Invertido
Personajes: Un mago, un elfo
Contexto y Escenario: En un bosque donde el tiempo corre en sentido contrario.
El Mago y el Elfo del Bosque Invertido
En un rincón olvidado del mundo, donde el tiempo corre en sentido contrario, vivía un mago llamado Alaric. Sus días eran noches y sus noches, días. Un día, mientras recorría el bosque, se encontró con un elfo travieso llamado Lirael, que danzaba entre los árboles.
- ¿Por qué estás tan feliz, pequeño elfo? - preguntó Alaric, curioso.
- Porque aquí, en el Bosque Invertido, cada momento es una sorpresa. ¡Mira cómo el sol se oculta cuando la luna sale! - respondió Lirael, con una risa melodiosa.
Alaric se sintió intrigado. Había pasado años descifrando los secretos del tiempo, pero nunca había experimentado esa alegría pura que emanaba de Lirael. Decidió seguir al elfo por el bosque, maravillándose con cada giro y vuelta que daban. Mientras avanzaban, el mago comenzó a pensar en todas las horas que había dedicado a estudiar en lugar de disfrutar.
Después de un rato, se detuvieron a descansar en un claro iluminado por luces parpadeantes. Lirael dijo:
- ¿Ves, Alaric? A veces, debemos dejar de lado nuestras preocupaciones y simplemente vivir el instante. El tiempo no es un enemigo, sino una danza.
Alaric sonrió, entendiendo la lección. A veces, el tiempo puede parecer un eterno dragón que devora nuestros días, pero también puede ser un compañero que hace que cada momento cuente.
Desde entonces, el mago no solo estudió el tiempo, sino también disfrutó de su magia. Y así, juntos, Alaric y Lirael se volvieron amigos inseparables, aprendiendo que en cada rincón del mundo siempre hay magia, si solo te detienes a disfrutarla.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Lo pasamos por un zapatito roto... y mañana te cuento otro.
Autor: Generado con IA, prompt por Fernanda Moya.
Este cuento es de la categoría: Fantasía
Imágenes y textos creados mediante IA.
La vida es un regalo que debemos disfrutar en el presente; no todo se trata de buscar respuestas, sino de vivir cada momento.
