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Personajes: El gigante, los niños. Contexto: Un gigante egoísta prohíbe a los niños jugar en su jardín, pero aprende el valor del amor y la generosidad.

El Gigante Egoísta

Había una vez un gigante que vivía en un hermoso jardín. Sin embargo, era muy egoísta y no permitía que los niños jugaran en su jardín. Cuando el gigante estaba fuera, los niños se divertían en su hermoso espacio, pero al regresar, él los ahuyentaba con su gran voz.

El jardín, sin la risa de los niños, se volvió triste y gris. Las flores dejaron de florecer, y el invierno se instaló para siempre. El gigante, al ver su jardín tan desolado, se dio cuenta de que su egoísmo le había costado su felicidad. Un día, vio a un niño pequeño que no podía escalar el muro. El niño lloraba, y el gigante, al verlo, sintió compasión.

Decidió ayudarlo y lo levantó para que pudiera jugar. El gesto del gigante cambió todo. Al abrir su jardín de nuevo a los niños, florecieron las flores, y el sol volvió a brillar. El gigante, que antes era egoísta, ahora era feliz al compartir su jardín con los niños.

Con el tiempo, el gigante se convirtió en un amigo querido por todos. Aprendió que la felicidad se encuentra en dar y compartir, y su jardín se llenó de risas nuevamente.


Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Lo pasamos por un zapatito roto... y mañana te cuento otro.
Autor: Oscar Wilde, Texto adaptado por IA.

Este cuento es de la categoría: Cuentos Tradicionales
Imágenes y textos creados mediante IA.



La verdadera felicidad proviene de compartir y ser generoso con los demás.

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